El siglo XI fue un periodo crucial e
intenso que supuso un punto de inflexión en Al-Andalus por las
convulsiones políticas y sociales que acaecieron, como la desintegración
del Califato de Córdoba en numerosos enclaves de poder independiente,
los llamados reinos de taifas, en las primeras décadas de la centuria.
Sin embargo,la cultura y la ciencia y, en definitiva, el anhelo por el
saber, siguieron floreciendo. Fue en esta encrucijada incierta donde los
intelectuales judíos consolidaron su cultura judeo-andalusí propia y
mantuvieron estrechos vínculos con los musulmanes en campos como la
ciencia, la política y la poesía.
Ciencia:
En la corte del rey taifa de Sevilla Al-Mutamid, además de la poesía se cultivaron otras ciencias o disciplinas como la astronomía y la astrología, destacando en ellas algunos individuos de las familias judías más notables. Abraham ben Me’ir Ibn Muhayir fue líder de la comunidad judía sevillana además de médico, astrónomo y visir en la corte abadí, siendo considerado por la literatura de su época como un hombre instruido y protector de su comunidad. Y en el campo de la astrología, Al-Mutamid se valió del astrólogo judío Yishaq al-Baliah.
Ciencia:
En la corte del rey taifa de Sevilla Al-Mutamid, además de la poesía se cultivaron otras ciencias o disciplinas como la astronomía y la astrología, destacando en ellas algunos individuos de las familias judías más notables. Abraham ben Me’ir Ibn Muhayir fue líder de la comunidad judía sevillana además de médico, astrónomo y visir en la corte abadí, siendo considerado por la literatura de su época como un hombre instruido y protector de su comunidad. Y en el campo de la astrología, Al-Mutamid se valió del astrólogo judío Yishaq al-Baliah.
Visires:
No fue excepcional que los judíos ocuparan puestos de altos consejeros o ministros en las cortes de taifas debido a su cuidada formación y cultura arábiga, al conocimiento de varias lenguas y a sus dotes para el ejercicio de la administración. El visir judío más relevante del siglo XI fue Samuel Ibn Nagrella en la taifa zirí de Granada. Educado en Córdoba, comenzó su carrera en la corte como secretario por sus dotes de calígrafo y su excelente conocimiento de la lengua árabe hacia el año 1020.
Samuel ascendió en la corte granadina hasta ser uno de los consejeros más próximos del rey Habus. Pero su vida no se redujo a la política, también fue un destacado poeta influenciado por los géneros poéticos árabes y hebreos de Al-Andalus.
Samuel sería sucedido por su hijo José tras su muerte hacia 1056. Al igual que su padrea adquirió amplias responsabilidades políticas, pero las intrigas y el recelo que generaba su figura provocaron su caída. Una casida de un alfaquí granadino fue la mecha que desencadenó en 1066 un alzamiento contra los judíos granadinos en la que cientos, incluido José, murieron.
Poesía:
En época taifa se consolidó una literatura propia, árabe y andalusí, una vez asumidos los modelos orientales. Sus máximos exponentes literarios fueron Ibn Hazm, teólogo y autor de “El Collar de la Paloma”, el célebre poeta Ibn Zaydun,e Ibn Ammar, poeta, político y amante de Al-Mutamid.
Entre esta pléyade de grandes poetas destacaría el judío malagueño Salomón Ibn Gabirol. La fitna condujo a su familia a la ruina y a abandonar Córdoba, pero la calidad literaria de Salomón le valió para obtener el patrocinio del visir judío de la taifa de Zaragoza, y posteriormente de los Nagrella de Granada. Autor de poesía litúrgica en hebreo, profundizó en la teología y filosofía neoplatónica en su obra “Fuente de la vida”, escrita en árabe, la cual chocaría con la ortodoxia de las comunidades judías de su tiempo.
Los judíos asimilaron la cultura y lengua dominantes, experimentando un proceso de arabización que les permitió integrarse en la sociedad andalusí y ser parte activa de un clima intelectual favorable y en desarrollo. Pero esa adopción del árabe y de los modelos culturales andalusíes no impidió a los judíos de Sepharad crear una cultura hebrea propia y mantener su identidad como judíos.
En la corte poética de Al-Mutamid hubo poetas de diverso origen y religión en su entorno por el poder de atracción que generaba en ellos el mecenazgo, que reportaba fama y bienestar material, y las tertulias poéticas que tenían lugar en palacio. Entre los poetas musulmanes foráneos destacamos a Ibn Hamdis, venido de Sicilia, y a Ibn al-Labbana de Denia. También hay constancia de un poeta y magnate cristiano de Sevilla. Y entre los poetas judíos sevillanos destacaron Abu Sulaiman, pariente del visir judío de Al-Mutamid, Abun ben Serarah, procedente de Lucena, y ‘El azar ben Nahman ibn Azhar, miembro de una notable familia próxima a la Corte.
El fin de las taifas:
Con la crisis final de las taifas y la invasión almorávide de Al-Andalus, a finales del siglo XI, se extendieron ideas que defendían una sociedad musulmana unida y cumplidora de los preceptos religiosos, por lo que el contacto con los no musulmanes y la relajación de costumbres serían discutidos.
Esas ideas no solo serían resultado del clima ideológico vigente, sino que supondrían una reacción ante la realidad que imperaba en Al-Andalus. Es decir, una vida cotidiana en la que era habitual y natural el contacto entre musulmanes y judíos.
www.besepharad.net
No fue excepcional que los judíos ocuparan puestos de altos consejeros o ministros en las cortes de taifas debido a su cuidada formación y cultura arábiga, al conocimiento de varias lenguas y a sus dotes para el ejercicio de la administración. El visir judío más relevante del siglo XI fue Samuel Ibn Nagrella en la taifa zirí de Granada. Educado en Córdoba, comenzó su carrera en la corte como secretario por sus dotes de calígrafo y su excelente conocimiento de la lengua árabe hacia el año 1020.
Samuel ascendió en la corte granadina hasta ser uno de los consejeros más próximos del rey Habus. Pero su vida no se redujo a la política, también fue un destacado poeta influenciado por los géneros poéticos árabes y hebreos de Al-Andalus.
Samuel sería sucedido por su hijo José tras su muerte hacia 1056. Al igual que su padrea adquirió amplias responsabilidades políticas, pero las intrigas y el recelo que generaba su figura provocaron su caída. Una casida de un alfaquí granadino fue la mecha que desencadenó en 1066 un alzamiento contra los judíos granadinos en la que cientos, incluido José, murieron.
Poesía:
En época taifa se consolidó una literatura propia, árabe y andalusí, una vez asumidos los modelos orientales. Sus máximos exponentes literarios fueron Ibn Hazm, teólogo y autor de “El Collar de la Paloma”, el célebre poeta Ibn Zaydun,e Ibn Ammar, poeta, político y amante de Al-Mutamid.
Entre esta pléyade de grandes poetas destacaría el judío malagueño Salomón Ibn Gabirol. La fitna condujo a su familia a la ruina y a abandonar Córdoba, pero la calidad literaria de Salomón le valió para obtener el patrocinio del visir judío de la taifa de Zaragoza, y posteriormente de los Nagrella de Granada. Autor de poesía litúrgica en hebreo, profundizó en la teología y filosofía neoplatónica en su obra “Fuente de la vida”, escrita en árabe, la cual chocaría con la ortodoxia de las comunidades judías de su tiempo.
Los judíos asimilaron la cultura y lengua dominantes, experimentando un proceso de arabización que les permitió integrarse en la sociedad andalusí y ser parte activa de un clima intelectual favorable y en desarrollo. Pero esa adopción del árabe y de los modelos culturales andalusíes no impidió a los judíos de Sepharad crear una cultura hebrea propia y mantener su identidad como judíos.
En la corte poética de Al-Mutamid hubo poetas de diverso origen y religión en su entorno por el poder de atracción que generaba en ellos el mecenazgo, que reportaba fama y bienestar material, y las tertulias poéticas que tenían lugar en palacio. Entre los poetas musulmanes foráneos destacamos a Ibn Hamdis, venido de Sicilia, y a Ibn al-Labbana de Denia. También hay constancia de un poeta y magnate cristiano de Sevilla. Y entre los poetas judíos sevillanos destacaron Abu Sulaiman, pariente del visir judío de Al-Mutamid, Abun ben Serarah, procedente de Lucena, y ‘El azar ben Nahman ibn Azhar, miembro de una notable familia próxima a la Corte.
El fin de las taifas:
Con la crisis final de las taifas y la invasión almorávide de Al-Andalus, a finales del siglo XI, se extendieron ideas que defendían una sociedad musulmana unida y cumplidora de los preceptos religiosos, por lo que el contacto con los no musulmanes y la relajación de costumbres serían discutidos.
Esas ideas no solo serían resultado del clima ideológico vigente, sino que supondrían una reacción ante la realidad que imperaba en Al-Andalus. Es decir, una vida cotidiana en la que era habitual y natural el contacto entre musulmanes y judíos.
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