viernes, 26 de febrero de 2016

La visita turística por la judería, el reencuentro con la Sevilla judía

El Barrio de Santa Cruz y su entorno más próximo conforman el pasado judío de la capital de Andalucía. Se trata de una visita turística por la judería de Sevilla, obligada para las miles de personas que acuden a descubrir los encantos de la antigua Isbilya.

Si de algo no cabe duda con respecto a la capital hispalense es de su importante lugar en la Historia de España en todas las épocas, y por lo tanto su riqueza en patrimonio histórico-artístico y cultural. Han sido numerosas las culturas que han formado parte de la historia de la ciudad y todas ellas han dejado su peculiar huella. La judía es una de las que mayores herencias dejaron en Sevilla a su paso, desde costumbres y edificios importates, la mayor parte de ellos perdidos. Si bien los barrios como tales y las estructuras de sus calles, sí han perdurado, entre ellos, uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad en la actualidad, el céntrico Barrio de Santa Cruz.


Desde que se expulsara a los judíos de la capital, en 1492, no se ha podido conservar la mayor parte del legado material, en cuanto a edificios y objetos, pero sí en cuanto a la historia: aportación de grandes sabios a las ciencias, como por ejemplo la medicina, demás ramas del  saber y del humanismo, así como tradición  popular, gastronomía, artesanía, dichos y frases populares , música, baile, poesía etc., que éstos dejaron a los sevillanos. De ahí, que desde hace años, en la ciudad haya crecido la preocupación por recuperar la herencia judía y se hayan puesto en marcha algunas todavía incipientes  iniciativas para que en Sevilla no se olvide a una de las culturas más importantes para su historia, como es el caso de las experiencias, además de las rutas, que ofrece Be Sepharad.

La grandeza y relevancia de la judería sevillana fue tal en su día que llevó a la ciudad a convertirse, junto a Toledo, en la capital por excelencia de la antigua Sefarad. Por ello, muchos judíos procedentes de diferentes partes del mundo vienen a la ciudad atraídos por uno de los entornos más importantes para sus antepasados, aunque hay que destacar, que en los últimos años, los propios sevillanos han demostrado un afán especial por conocer el legado sefardí, ya que éste también formó parte de sus ancestros. En este sentido, apellidos que demuestran la vinculación con los habitantes de la Híspalis judía de antaño y que siguen estando presentes en la actualidad serían Carmona o Sevilla entre otros.


Judíos y cristianos convivieron en la Sevilla del siglo XIV y XV, y tanto unos como otros quedaron impregnados de la cultura opuesta. Refranes, canciones, formas de vida, pero especialmente la herencia de aquella Sevilla medieval heredó una rica gastronomía propia de los judíos. Por aquellos entonces, ya había helados en forma de cremas heladas, y también eran muy habituales alimentos como la miel, la canela o las nueces. Aunque si hay que destacar algo característico de la gastronomía judía, los productos estrellas son el aceite de oliva y el azahar, que tan propios son en la actualidad de la cultura hispalense. Tanto es así, que el azahar ha llegado a convertirse en el olor por excelencia de la capital de Andalucía en primavera.



La herencia judía en Sevilla ha llevado a la ciudad a celebrar desde 1996 el Día Europeo de la Cultura Judía, jornada en la cual Be Sepharad ha participado en 2014 y 2015, junto con otras 26 en las que los judíos también dejaron un patrimonio importante. Estamos ante un claro ejemplo del interés por redescubrir todo lo relacionado con aquellos años en los que los judíos ocupaban la mayor parte del continente europeo.

Para conocer los restos que aún se conservan de la Sevilla judía no hay mejor forma que recorriendo sus calles y plazas a través de una visita turística sefardí como la que ofrece Be Sepharad. El centro de la capital hispalense es uno de los más ricos en el patrimonio cultural que dejaron nuestros antepasados judíos y conocerlo es sinónimo de nutrirse de lo que fue Sevilla un día, de su historia.

A pesar de los años transcurridos y de las muchas culturas que han pisado suelo hispalense, la huella de Sefarad no se ha borrado y está lejos de hacerlo. El afán por redescubrir la cultura judía, donde Sevilla tuvo un papel protagonista, ha hecho partícipes a los visitantes de la importancia de descubrir estos rincones de la ciudad y a los propios sevillanos de conocer mejor los lugares donde hace muchos años ya olía a azahar.

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Las figuras históricas preferidas del historiador Joseph Pérez

Este sobresaliente historiador e hispanista francés (Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2014), hijo de emigrantes valencianos, nos sorprende por su versatilidad y visión propia de épocas, acontecimientos y personajes de la historia, y por su especial énfasis en lo relacionado con la historia de los judíos, conversos e Inquisición, si bien también estudia la Historia General de España, entre los siglos XV y XVIII, y personajes absolutamente determinantes de la misma como los Reyes Católicos, Carlos V, y Felipe II.

Pero sin duda, destacamos sus siguientes obras: "Historia de una tragedia, la expulsión de los judíos de España en 1492", "Los judíos de España"; otras que se centran en la Inquisición, como "La Inquisición Española", "Crónicas de la Inquisición Española" o "Breve historia de la Inquisición". Además de los libros dedicados a personajes destacados de la hitoria de la Iglesia Catolica como Teresa de Ávila y Fray Luis de León.

Con respecto a estos dos personajes, considerados dos de los místicos más destacados de la Iglesia, junto con Juan de la Cruz, es curioso comprobar que ambos fueron descendientes de conversos, es decir, que dos de las mentes más brillantes y destacadas del misticismo y humanismo catolico procedían de familias en su origen judías...


Incide de forma especial Joseph Pérez en la figura de Fray Luis de León, hasta el punto de que su discurso en la entrega del premio Príncipe de Asturias estuvo totalmente inspirado por el pensamiento de éste último.



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martes, 23 de febrero de 2016

El Palacio de Altamira y su importancia en la judería sevillana



La antigua Sefarad encontraba en la judería sevillana una parte fundamental de sí misma. Las huellas de esta cultura, una de las más relevantes que hayan pasado por la capital hispalense, tenían una de sus mayores expresiones en el hoy Palacio de Altamira y su calle San José.
Un año fundamental para entender cómo se asentó la cultura judía en Sevilla es 1248. En esta fecha, Fernando III de Castilla conquista la ciudad y trae de otras ciudades, como Toledo, población judía, a la que considera muy adecuada por su espíritu laborioso y emprendedor,  además de para repoblar y ayudar a rehacer la ciudad después de la guerra a la que consecuentemente fue sometida la Sevilla musulmana.

Le proporciona a los judíos una zona de la ciudad para que se establezcan, así como la cesión de tres de las mezquitas entonces existentes, para que la transformen en sinagogas. En una de estas zonas se sitúa se sitúa la céntrica calle San José.

La judería sevillana, la “última” de la que se tiene algo más de conocimiento y una de las más trascendentes de la antigua Sefarad. En los actuales barrios de Santa Cruz y San Bartolomé, Sevilla se encontraba amurallada y contaba con puertas tan significantes para la historia de la ciudad como la de la Carne, entonces llamada por los árabes Bab Al Yahuar (Puerta de las Perlas), o también conocida como Puerta de Minjoar, nombre de una importante familia judía que residía por la zona.

Si algún edificio  hay que destacar de los lugares colindantes a la Calle San José, es el Palacio de Altamira, situado en la Calle Santa María la Blanca y uno de los monumentos que más recuerdos sigue conservando de los judeo-españoles en Sevilla
Sabemos por las investigaciones arqueológicas, que en el solar que hoy ocupa el Palacio de Altamira existió en época almohade, a través del hallazgo de una construcción que se identifica como una vivienda. De su entorno se conoce una mezquita, unos baños y un pequeño zoco, lo que indica que a su alrededor se desarrollaba una intensa vida urbana.

Poco después, una vez expulsados los vencidos almohades, la zona pasa a ser la Aljama o barrio judío, participando también sus habitantes de forma intensa en la vida comercial y económica de la ciudad, así como en las necesidades del Reino de Castilla. Como  muestra de ello sabemos que el cargo de Contador Mayor y Almojarife (tesorero) del reino, estuvo en manos de personajes judíos de gran relevancia, como D. Yucaf Pichón (cuya historia queda íntimamente ligada a los sucesos de 1391), que habitaron las ricas casas halladas en este solar. El asalto a la judería del 6 de Junio de 1391, propició que estos terrenos pasaran a manos del Justicia Mayor de Castilla, Don Diego López de Estúñiga, que levantó sobre ellos el edificio que existe en la actualidad tras haber sido rehabilitado.


Durante los trabajos de rehabilitación e investigación, han aparecido elementos arquitectónicos como restos de artesonados, columnas, capiteles, etc. Restos que datan de entre los siglos XIV  al XVII y que nos hablan de la riqueza del trabajo de madera dentro del arte mudéjar sevillano en artesonados, entre los que se encuentran los que conforman la más variada y extensa colección conocida de elementos de carpintería medieval, no superada por ningún museo de Europa. Así pues, podemos destacar las grandes járcenas talladas con epigrafía coránica, del siglo XIII, y que son, por sus características, únicas en el mundo.

Este edificio hoy también atesora restos de frisos de yesería policromada, pinturas murales, alicatados del pavimento, zócalos, umbrales y fuentes. Algunos de estos restos son producto de las excavaciones de las viviendas judías de tiempos del Rey Don Pedro I (siglo XIV) y otras procedentes del gran edificio mudéjar que sobre ellas edificó el Justicia Mayor de Castilla después del 1391, quién mandó construir el actual Palacio de Altamira, teniendo como referencia la importante imagen que proyectaba en la ciudad los Reales Alcázares. Desde estos primeros momentos, este importante palacio situado en la zona judía tenía dos partes diferenciadas, una pública y otra privada, cada una con sus respectivos patios. Una muestra más de su afán por parecerse a los Reales Alcázares.
Son estos patios lo que siempre llamó la atención del Palacio de Altamira. En el conocido como patio menor sobresalían los fustes y capiteles que enlazaban tres épocas importantes para la capital hispalense: romana, califal y almohade. Además, también se podían encontrar restos mudéjares como alicatados o yeserías.

Junto a este patio se encontraban la Qubba o Salón del Trono, un ejemplo de las diferentes estancias públicas situadas en el recinto. Además, hay que añadir que la segunda planta del palacio no se construye hasta el siglo XVII y fue fruto de la necesidad de crear un salón oratorio. Lugar junto al cual se situaban los aposentos del Duque, que a su vez tenía vistas hacia los grandes jardines y huertas con los que contaba el palacio, y que hoy forman parte del recuerdo, aunque sí que se conservan algunos restos expuestos en el museo y que fueron encontrados tras las excavaciones arqueológicas que se realizaron.

Este importante palacio judío, que desde el 8 de noviembre de 1990 es reconocido como Patrimonio Histórico de España, estuvo sometido a una rigurosa labor de restauración y rehabilitación durante la última década del pasado siglo XX, y en la actualidad aloja a la sede central de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

La Calle San José y el Palacio de Altamira se convierten así en partes fundamentales de la que fuera una de las juderías más relevantes de Sefarad, y una muestra más de que las huellas que dejó la cultura judía en Sevilla están lejos de borrarse.

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Por la calle Verde de la Judería de Sevilla: Los sucesos 1391

¡Ay, esta calle! ¡Tan llena de vida! Ahora, con sus helechos verdes, su luz tamizada, el color salmón y blanco de sus casas, sus patios..., ¡cuánta vida y belleza! En contraposición a tanta muerte y horror en una sola noche, 6 de Junio de 1391...




Paseando por esta calle se me viene a la memoria lo que dicen de ella, que fue una de las principales testigos de tan terribles hechos: 4000 almas o más apagadas en una sola noche, el 90% de la Judería de Sevilla, la más grande y floreciente de la época, hecha desaparecer...

¿Causantes?
Algunas otras almas del pueblo llano, que no conocían  la luz, vencidas por la oscuridad, y envenenadas por un representante de la Iglesia, que más parecía representante del demonio, Ferrán Martínez, Arcediano de Écija y Canónigo de la Catedral de Sevilla.


Durante nada menos que 15 años estuvo este individuo acosando, injuriando y vilipendiando a los judíos, hasta que la noche del 6 de Junio de 1391, después de una encendida y cruel arenga, habiendo muerto tanto el Rey como el Arzobispo, incendió el ánimo de una  parte del pueblo que acabó  asaltando la Judería, atacando con sus habitantes, y destruyendo y saqueando cuanto encontraron a su paso.



¿Culpables?
No fue el Rey ni el Arzobispo, los cuales, trataron de detener y parar a este vil personaje. Además del Arcediano, hubo otros factores que soliviantaron los ánimos del pueblo: la peste que estaba diezmando la población, el hambre, la codicia, la envidia, la superstición, la ignorancia, la sed de venganza, la intolerancia y el vacío de poder...


Aprendamos de este triste capítulo de la historia de Sevilla, y rindamos homenaje a tantas almas inocentes que perecieron cruelmente en esa noche, reconociendo todo lo bueno, que hubo y mucho, de herencia y legado de nuestros judíos en esta querida Sevilla... paseando por la calle Verde, y por la Judería, hoy, disfrutando de su Vida, su Belleza, su Paz , su Historia y su Quietud...


jueves, 18 de febrero de 2016

El Legado Judeo Español de El Archivo de Indias

El Archivo de Indias de Sevilla guarda en su interior parte del legado judío que dejaron los sefardíes que habitaron España durante el siglo XV. Y es que los judeoespañoles tuvieron un papel muy importante en la época que les tocó vivir. En concreto, hoy hacemos mención a dos figuras ilustres.

 
Abraham Zacut:

De entre los científicos que mayor influencia ejercieron sobre Cristóbal Colón, quizá el más destacado sea el judeoespañol Abraham Zacuto, matemático, astrónomo e historiador de la prestigiosa Universidad de Salamanca. Se marchó exiliado a Portugal tras los sucesos de 1492, pues estaba sometido a continuas persecuciones por motivos religiosos que hacía insostenible su estancia en España.


En el país luso se puso al servicio del entonces rey Juan II y, posteriormente, de Manuel de Portugal. Allí fue nombrado Historiador y Astrónomo Real. Cinco años más tarde, en Portugal también comenzaron a implantar las conversiones del judaísmo al cristianismo forzosamente, pero Zacuto decidió mantenerse fiel y buscó refugio en el Imperio Otomano, donde fallecería en 1510. En esta última etapa de su vida en Túnez, se dedicó a escribir su obra historiográfica (SeferYuhassin, en hebreo: ספריוחסין), donde se narra de manera cronológica el orden de las generaciones judías desde que fueron creadas hasta el momento de publicación de la obra.

A Abraham Zacuto se le reconoce haber mejorado el astrolabio, así como la publicación de El Almanaque Perpetuo, obra de gran utilidad para los navegantes del siglo XV que permitía calcular las latitudes con exactitud. Zacuto puso al servicio de Cristóbal Colón el resultado de sus investigaciones y se prestó para ayudar al Almirante en todo lo que hiciera falta. En el Archivo General de Indias de Sevilla se encuentra el ejemplar del mencionado Almanaque Perpetuo consultado y anotado a mano por Cristóbal Colón, que puede ser visitado por todo aquel que así lo desee.

Es una suerte para Sevilla poder contar con una de las piezas más importantes en la historia de la Astronomía y de las Ciencias del siglo XV. Tal era la importancia de Zacuto que en Salamanca, donde había nacido y donde desarrolló la mayor parte de su carrera científica, le pusieron su nombre a la biblioteca del Campus de Ciencias. Como dato curioso, cabe destacar que junto a ella, se encuentra la Facultad de Matemáticas donde antes se ubicaba una sinagoga. De hecho, aún se conserva una placa con inscripciones hebreas que pertenecía al antiguo templo de culto judío.


Luis de Santángel:

Fue una de las personas influyentes en la corte de Fernando el Católico. Financiero y banquero del Rey, fue nombrado en 1481 escribano de Ración (prestamista de la Corona). Su función principal en la Corte del Rey Fernando era la financiera, prestar dinero al  Monarca que éste después devolvería con cargo a diversas rentas. LLegó a prestar a la corona la suma de 1.140.000 maravedíes, y al Rey a título personal  6.375.000 maravedíes.

 
Pertenecía a una familia de conversos de origen judío en el Reino de Valencia. Santángel se erigió como uno de los principales financiadores también de la aventura de Cristóbal Colón.
El 20 de Enero de 1486 Cristobal Colón se presentó ante los Reyes Católicos en Córdoba, lugar dónde probablemente conoció a Santángel. El Almirante siempre tuvo mucho cariño hacia el valenciano, hasta el punto de que fue Santángel uno de los primeros que escuchó las hazañas que había conseguido, las cosas que había visto y, en definitiva, el éxito del viaje.

No obstante, dada la condición de converso, Luis de Santángel no tuvo una vida nada  fácil.
Su posición y el hecho de no compartir fe con el resto de nobles lo hizo objetivo de muchos intereses empeñados en acabar con él. Sin embargo, el Rey lo consideraba una pieza fundamental de su Reino y lo protegió frente a la Inquisición.

El 17 de Julio de 1491, el escribano de ración tuvo que comparecer ante la Inquisición, acusado de haber judaizado. El Rey consiguió salvarlo de la condena, de no ser por ello, Santángel no habría corrido mejor suerte que tantos otros de sus parientes. El 30 de Mayo de 1497 recibió de Isabel de Castilla  y Fernando de Aragón un previlegio especial, los estatutos de limpieza de sangre. Tras ello, ni él ni su descendencia podrían ser ya llevados a los tribunales del Santo Oficio acusados de ser judíos. Ello no fue óbice para que Luis de Santángel ayudara a muchos judíos a embarcar rumbo al Mediterráneo Oriental para que se salvaran de la Inquisición.

Los libros de cuentas qu utilizaba Luis de Santangel se encuantran custodiados también ,en el Archivo de Indias.
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