El Barrio de Santa Cruz y su entorno más próximo conforman el pasado judío de la capital de Andalucía. Se trata de una visita turística por la judería de Sevilla, obligada para las miles de personas que acuden a descubrir los encantos de la antigua Isbilya.
Si de algo no cabe duda con respecto a la capital hispalense es de su importante lugar en la Historia de España en todas las épocas, y por lo tanto su riqueza en patrimonio histórico-artístico y cultural. Han sido numerosas las culturas que han formado parte de la historia de la ciudad y todas ellas han dejado su peculiar huella. La judía es una de las que mayores herencias dejaron en Sevilla a su paso, desde costumbres y edificios importates, la mayor parte de ellos perdidos. Si bien los barrios como tales y las estructuras de sus calles, sí han perdurado, entre ellos, uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad en la actualidad, el céntrico Barrio de Santa Cruz.
Desde que se expulsara a los judíos de la capital, en 1492, no se ha podido conservar la mayor parte del legado material, en cuanto a edificios y objetos, pero sí en cuanto a la historia: aportación de grandes sabios a las ciencias, como por ejemplo la medicina, demás ramas del saber y del humanismo, así como tradición popular, gastronomía, artesanía, dichos y frases populares , música, baile, poesía etc., que éstos dejaron a los sevillanos. De ahí, que desde hace años, en la ciudad haya crecido la preocupación por recuperar la herencia judía y se hayan puesto en marcha algunas todavía incipientes iniciativas para que en Sevilla no se olvide a una de las culturas más importantes para su historia, como es el caso de las experiencias, además de las rutas, que ofrece Be Sepharad.
La grandeza y relevancia de la judería sevillana fue tal en su día que llevó a la ciudad a convertirse, junto a Toledo, en la capital por excelencia de la antigua Sefarad. Por ello, muchos judíos procedentes de diferentes partes del mundo vienen a la ciudad atraídos por uno de los entornos más importantes para sus antepasados, aunque hay que destacar, que en los últimos años, los propios sevillanos han demostrado un afán especial por conocer el legado sefardí, ya que éste también formó parte de sus ancestros. En este sentido, apellidos que demuestran la vinculación con los habitantes de la Híspalis judía de antaño y que siguen estando presentes en la actualidad serían Carmona o Sevilla entre otros.
Judíos y cristianos convivieron en la Sevilla del siglo XIV y XV, y tanto unos como otros quedaron impregnados de la cultura opuesta. Refranes, canciones, formas de vida, pero especialmente la herencia de aquella Sevilla medieval heredó una rica gastronomía propia de los judíos. Por aquellos entonces, ya había helados en forma de cremas heladas, y también eran muy habituales alimentos como la miel, la canela o las nueces. Aunque si hay que destacar algo característico de la gastronomía judía, los productos estrellas son el aceite de oliva y el azahar, que tan propios son en la actualidad de la cultura hispalense. Tanto es así, que el azahar ha llegado a convertirse en el olor por excelencia de la capital de Andalucía en primavera.
La herencia judía en Sevilla ha llevado a la ciudad a celebrar desde 1996 el Día Europeo de la Cultura Judía, jornada en la cual Be Sepharad ha participado en 2014 y 2015, junto con otras 26 en las que los judíos también dejaron un patrimonio importante. Estamos ante un claro ejemplo del interés por redescubrir todo lo relacionado con aquellos años en los que los judíos ocupaban la mayor parte del continente europeo.
Para conocer los restos que aún se conservan de la Sevilla judía no hay mejor forma que recorriendo sus calles y plazas a través de una visita turística sefardí como la que ofrece Be Sepharad. El centro de la capital hispalense es uno de los más ricos en el patrimonio cultural que dejaron nuestros antepasados judíos y conocerlo es sinónimo de nutrirse de lo que fue Sevilla un día, de su historia.
A pesar de los años transcurridos y de las muchas culturas que han pisado suelo hispalense, la huella de Sefarad no se ha borrado y está lejos de hacerlo. El afán por redescubrir la cultura judía, donde Sevilla tuvo un papel protagonista, ha hecho partícipes a los visitantes de la importancia de descubrir estos rincones de la ciudad y a los propios sevillanos de conocer mejor los lugares donde hace muchos años ya olía a azahar.
www.besepharad.net
Si de algo no cabe duda con respecto a la capital hispalense es de su importante lugar en la Historia de España en todas las épocas, y por lo tanto su riqueza en patrimonio histórico-artístico y cultural. Han sido numerosas las culturas que han formado parte de la historia de la ciudad y todas ellas han dejado su peculiar huella. La judía es una de las que mayores herencias dejaron en Sevilla a su paso, desde costumbres y edificios importates, la mayor parte de ellos perdidos. Si bien los barrios como tales y las estructuras de sus calles, sí han perdurado, entre ellos, uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad en la actualidad, el céntrico Barrio de Santa Cruz.
Desde que se expulsara a los judíos de la capital, en 1492, no se ha podido conservar la mayor parte del legado material, en cuanto a edificios y objetos, pero sí en cuanto a la historia: aportación de grandes sabios a las ciencias, como por ejemplo la medicina, demás ramas del saber y del humanismo, así como tradición popular, gastronomía, artesanía, dichos y frases populares , música, baile, poesía etc., que éstos dejaron a los sevillanos. De ahí, que desde hace años, en la ciudad haya crecido la preocupación por recuperar la herencia judía y se hayan puesto en marcha algunas todavía incipientes iniciativas para que en Sevilla no se olvide a una de las culturas más importantes para su historia, como es el caso de las experiencias, además de las rutas, que ofrece Be Sepharad.
La grandeza y relevancia de la judería sevillana fue tal en su día que llevó a la ciudad a convertirse, junto a Toledo, en la capital por excelencia de la antigua Sefarad. Por ello, muchos judíos procedentes de diferentes partes del mundo vienen a la ciudad atraídos por uno de los entornos más importantes para sus antepasados, aunque hay que destacar, que en los últimos años, los propios sevillanos han demostrado un afán especial por conocer el legado sefardí, ya que éste también formó parte de sus ancestros. En este sentido, apellidos que demuestran la vinculación con los habitantes de la Híspalis judía de antaño y que siguen estando presentes en la actualidad serían Carmona o Sevilla entre otros.
Judíos y cristianos convivieron en la Sevilla del siglo XIV y XV, y tanto unos como otros quedaron impregnados de la cultura opuesta. Refranes, canciones, formas de vida, pero especialmente la herencia de aquella Sevilla medieval heredó una rica gastronomía propia de los judíos. Por aquellos entonces, ya había helados en forma de cremas heladas, y también eran muy habituales alimentos como la miel, la canela o las nueces. Aunque si hay que destacar algo característico de la gastronomía judía, los productos estrellas son el aceite de oliva y el azahar, que tan propios son en la actualidad de la cultura hispalense. Tanto es así, que el azahar ha llegado a convertirse en el olor por excelencia de la capital de Andalucía en primavera.
La herencia judía en Sevilla ha llevado a la ciudad a celebrar desde 1996 el Día Europeo de la Cultura Judía, jornada en la cual Be Sepharad ha participado en 2014 y 2015, junto con otras 26 en las que los judíos también dejaron un patrimonio importante. Estamos ante un claro ejemplo del interés por redescubrir todo lo relacionado con aquellos años en los que los judíos ocupaban la mayor parte del continente europeo.
Para conocer los restos que aún se conservan de la Sevilla judía no hay mejor forma que recorriendo sus calles y plazas a través de una visita turística sefardí como la que ofrece Be Sepharad. El centro de la capital hispalense es uno de los más ricos en el patrimonio cultural que dejaron nuestros antepasados judíos y conocerlo es sinónimo de nutrirse de lo que fue Sevilla un día, de su historia.
A pesar de los años transcurridos y de las muchas culturas que han pisado suelo hispalense, la huella de Sefarad no se ha borrado y está lejos de hacerlo. El afán por redescubrir la cultura judía, donde Sevilla tuvo un papel protagonista, ha hecho partícipes a los visitantes de la importancia de descubrir estos rincones de la ciudad y a los propios sevillanos de conocer mejor los lugares donde hace muchos años ya olía a azahar.
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